TODA UNA MONTAÑA RUSA LLENA DE LOCURAS
Tipo de anécdota: Humorística
Hace algunos años, cuando tenía aproximadamente ocho años, tuve uno de los viajes familiares más fuertes de mi vida, el destino de ese viaje fue six flags, estaba verdaderamente emocionada ya que mis primos habían ido antes y siempre que regresaban me contaban de lo mucho que se habían divertido y sobre todo de los espectáculos tan bonitos que se llevaban a cabo en ese lugar. Asi que ese día, mis papás me levantaron muy temprano, alrededor de las 5 am, porque nos íbamos a ir todos en camión, así que me alisté, me puse los tenis más cómodos que encontré y un pants rosado, en mi mochila llevaba cosas como dinero, mi oso de peluche y una cámara de cinta que mi papá me había regalado en mi cumpleaños ese mismo año, pensaba que no iba a haber problemas por llevar todas esas cosas, pero resultó ser todo lo contrario…
Después
de un viaje muy largo y cansado en camión hasta la CDMX, llegamos finalmente a
nuestro destino, mis primas fueron las primeras en entrar al parque, después de
ellas entré acompañada de mis papás pues era menor de edad, para mi suerte en
el tema de los juegos tenía la estatura ideal para subirme a los más fuertes,
pero quién diría que la vida me iba a dar la voltereta de mi vida. Lo primero que
hicimos al entrar al parque fue ir a tomarnos fotos con las botargas del
parque, en ese momento yo quedé encantada con todos los personajes y no perdí
la oportunidad de darle uso a mi nueva cámara, no dude ni un segundo en
entregarle a mi mamá la cámara y pedirle que me tomara una foto con cada
personaje que nos encontremos en el parque, pero para mi mala suerte después de
un show con esos personajes y una sesión de fotos de pasarela, mi mamá, mis
primos mayores y yo nos subimos al Kilahuea, un juego extremadamente alto, sin
pensarlo me subí y no recordaba que había guardado mi cámara en mi bolsillo y
no en mi mochila, me di cuenta hasta que mi cámara salió volando de mi pantalón
en la caída del juego, me puse muy triste al bajar y después de eso me paso
otra tragedia, antes de subirme al juego le había encargado a una de mis primas
mis tenis, pero al bajar y pedírselos de vuelta me dijo que no encontraba uno
de ellos, y estuvimos buscando como quince minutos, hasta que un policía nos pidió
de favor que nos quitáramos porque impedíamos el paso, y por ello todo lo que
resto de ese día me la pase sin un tenis, pero eso no arruinaría mi día, seguí
como si nada hubiera pasado, porque a fin de cuentas traía calcetines.
Pasó
una hora y nos fuimos a comer, a mi parecer, los mejores hot dogs del mundo, pero mientras
disfrutaba de mi rico hot dog con mi familia, pasó un niño y me tiró refresco
encima, enseguida me paré y le dije a mi mamá, quién fue tras el niño y le pidió
que me ofreciera una disculpa, y así fue, el niño se disculpó pero la playera
mojada nadie me la quitaba, pero fue más un beneficio, porque después de esa comida
tan desastrosa me compraron una playera de Superman, y aunque me quedaba grande
a mí me encantó. Después de comprarme mi playera, mis primos me llevaron a más
juegos, en algunos me subí por mi propia voluntad, pero en otros me subí a la
fuerza, incluso tuve la oportunidad de apreciar el espectáculo de delfines y eso no fue todo, si no que también pude nadar con ellos, después de eso todo fue diversión y risas, hasta que llegó la noche y ya estaba agotada, pero mis primos me
dijeron que aún me faltaba subir a un juego, inocentemente yo acepté subirme a un
juego más, después de todo ya me había subido a varios que yo en ese momento consideraba
“fuertes”, pero resulta que la vale de ese momento se tragaría sus palabras.
Mis primos al ver que había aceptado subirme a otro juego siendo de
noche, le pidieron permiso a mis papás para llevarme al Superman, uno de los
juegos más fuertes y emblemáticos del parque, mis papás al confiar en mis
primos les dijeron que si, e inmediatamente mis primos no perdieron el tiempo,
me tomaron de la mano y me dijeron que les dejara todas mis cosas a mis papás,
mientras le estaba dando mis cosas a mi mamá me dijo que me sujetara fuerte y
que no despegara mi espalda del asiento, en ese momento me dieron ganas de no
ir con mis primos pero ellos me jalaron y cuando me di cuenta ya estaba formada
para subirme, esperamos como 15 minutos para pasar, porque aunque fuera tarde había
muchas personas esperando a subir, y en cada minuto que pasaba y viendo como
bajaban las personas el miedo me iba invadiendo, hasta que llegó la hora de
subirnos, me senté con una de mis primas en el segundo asiento, casi hasta el
frente, un joven nos pasó a asegurar nuestro cinturón, y cuando pasó al nuestro
sentía que estaba muy flojo y que no me lo había ajustado bien, quería bajarme,
pero ya era demasiado tarde, cuando vi, el carrito ya estaba subiendo, mi prima
me subía los brazos y cuando estábamos más y más cerca de la punta me decía:
-¡gritas vale! ¡GRITAS! Y de pronto que siento un jalón horrible, y a partir de
ahí no recuerdo que pasó, hasta que abrí mis ojos y vi a mi prima llorando y agitándome,
me había desmayado, cuando desperté estaba temblando y sudando frío, mi prima
me cargó y me sacó rápidamente del juego, varios de los jóvenes que estaban ahí
me preguntaron si estaba bien, si me dolía la cabeza, y gracias a Dios, solo
había sido el susto. Mis primos fueron a buscar a mis papás mientras mi prima
me echaba aire con su gorra en una banca del parque, cuando reaccioné
completamente mis papás ya estaban junto a mí y de lejos vi a mis tíos, creo
que estaban regañando a mis primos por lo que me había pasado. Al final del día
mis primos se disculparon conmigo y terminé con un peluche de box bunny como símbolo
de perdón. Y ese día tan inigualable terminó con toda mi familia y yo durmiendo
en el camión de regreso a casa. Hasta el día de hoy no puedo creer la cantidad
de cosas que me pasaron en ese viaje lleno de locuras.
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