miércoles, 10 de marzo de 2021

MI ANÉCDOTA- PRODUCTO INTEGRADOR 1

 

 TODA UNA MONTAÑA RUSA LLENA DE LOCURAS
Tipo de anécdota: Humorística

Hace algunos años, cuando tenía aproximadamente ocho años, tuve uno de los viajes familiares más fuertes de mi vida, el destino de ese viaje fue six flags, estaba verdaderamente emocionada ya que mis primos habían ido antes y siempre que regresaban me contaban de lo mucho que se habían divertido y sobre todo de los espectáculos tan bonitos que se llevaban a cabo en ese lugar. Asi que ese día, mis papás me levantaron muy temprano, alrededor de las 5 am, porque nos íbamos a ir todos en camión, así que me alisté, me puse los tenis más cómodos que encontré y un pants rosado, en mi mochila llevaba cosas como dinero, mi oso de peluche y una cámara de cinta que mi papá me había regalado en mi cumpleaños ese mismo año, pensaba que no iba a haber problemas por llevar todas esas cosas, pero resultó ser todo lo contrario…

Después de un viaje muy largo y cansado en camión hasta la CDMX, llegamos finalmente a nuestro destino, mis primas fueron las primeras en entrar al parque, después de ellas entré acompañada de mis papás pues era menor de edad, para mi suerte en el tema de los juegos tenía la estatura ideal para subirme a los más fuertes, pero quién diría que la vida me iba a dar la voltereta de mi vida. Lo primero que hicimos al entrar al parque fue ir a tomarnos fotos con las botargas del parque, en ese momento yo quedé encantada con todos los personajes y no perdí la oportunidad de darle uso a mi nueva cámara, no dude ni un segundo en entregarle a mi mamá la cámara y pedirle que me tomara una foto con cada personaje que nos encontremos en el parque, pero para mi mala suerte después de un show con esos personajes y una sesión de fotos de pasarela, mi mamá, mis primos mayores y yo nos subimos al Kilahuea, un juego extremadamente alto, sin pensarlo me subí y no recordaba que había guardado mi cámara en mi bolsillo y no en mi mochila, me di cuenta hasta que mi cámara salió volando de mi pantalón en la caída del juego, me puse muy triste al bajar y después de eso me paso otra tragedia, antes de subirme al juego le había encargado a una de mis primas mis tenis, pero al bajar y pedírselos de vuelta me dijo que no encontraba uno de ellos, y estuvimos buscando como quince minutos, hasta que un policía nos pidió de favor que nos quitáramos porque impedíamos el paso, y por ello todo lo que resto de ese día me la pase sin un tenis, pero eso no arruinaría mi día, seguí como si nada hubiera pasado, porque a fin de cuentas traía calcetines.


Pasó una hora y nos fuimos a comer, a mi parecer,  los mejores hot dogs del mundo, pero mientras disfrutaba de mi rico hot dog con mi familia, pasó un niño y me tiró refresco encima, enseguida me paré y le dije a mi mamá, quién fue tras el niño y le pidió que me ofreciera una disculpa, y así fue, el niño se disculpó pero la playera mojada nadie me la quitaba, pero fue más un beneficio, porque después de esa comida tan desastrosa me compraron una playera de Superman, y aunque me quedaba grande a mí me encantó. Después de comprarme mi playera, mis primos me llevaron a más juegos, en algunos me subí por mi propia voluntad, pero en otros me subí a la fuerza, incluso tuve la oportunidad de apreciar el espectáculo de delfines y eso no fue todo, si no que también pude nadar con ellos, después de eso todo fue diversión y risas, hasta que llegó la noche y ya estaba agotada, pero mis primos me dijeron que aún me faltaba subir a un juego, inocentemente yo acepté subirme a un juego más, después de todo ya me había subido a varios que yo en ese momento consideraba “fuertes”, pero resulta que la vale de ese momento se tragaría sus palabras.



Mis primos al ver que  había aceptado subirme a otro juego siendo de noche, le pidieron permiso a mis papás para llevarme al Superman, uno de los juegos más fuertes y emblemáticos del parque, mis papás al confiar en mis primos les dijeron que si, e inmediatamente mis primos no perdieron el tiempo, me tomaron de la mano y me dijeron que les dejara todas mis cosas a mis papás, mientras le estaba dando mis cosas a mi mamá me dijo que me sujetara fuerte y que no despegara mi espalda del asiento, en ese momento me dieron ganas de no ir con mis primos pero ellos me jalaron y cuando me di cuenta ya estaba formada para subirme, esperamos como 15 minutos para pasar, porque aunque fuera tarde había muchas personas esperando a subir, y en cada minuto que pasaba y viendo como bajaban las personas el miedo me iba invadiendo, hasta que llegó la hora de subirnos, me senté con una de mis primas en el segundo asiento, casi hasta el frente, un joven nos pasó a asegurar nuestro cinturón, y cuando pasó al nuestro sentía que estaba muy flojo y que no me lo había ajustado bien, quería bajarme, pero ya era demasiado tarde, cuando vi, el carrito ya estaba subiendo, mi prima me subía los brazos y cuando estábamos más y más cerca de la punta me decía: -¡gritas vale! ¡GRITAS! Y de pronto que siento un jalón horrible, y a partir de ahí no recuerdo que pasó, hasta que abrí mis ojos y vi a mi prima llorando y agitándome, me había desmayado, cuando desperté estaba temblando y sudando frío, mi prima me cargó y me sacó rápidamente del juego, varios de los jóvenes que estaban ahí me preguntaron si estaba bien, si me dolía la cabeza, y gracias a Dios, solo había sido el susto. Mis primos fueron a buscar a mis papás mientras mi prima me echaba aire con su gorra en una banca del parque, cuando reaccioné completamente mis papás ya estaban junto a mí y de lejos vi a mis tíos, creo que estaban regañando a mis primos por lo que me había pasado. Al final del día mis primos se disculparon conmigo y terminé con un peluche de box bunny como símbolo de perdón. Y ese día tan inigualable terminó con toda mi familia y yo durmiendo en el camión de regreso a casa. Hasta el día de hoy no puedo creer la cantidad de cosas que me pasaron en ese viaje lleno de locuras.



 

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